Trabajé en esta novela muchos años, más que en ninguna otra. Por ser la primera, me costó mucho encontrar el cómo contar. Hice varias versiones y cada una era diferente de la anterior. Muchas las tiré, de bronca por no encontrar las palabras y el personaje que buscaba. Hasta que unas lecturas que me sugirió Susana Aime, por aquel entonces editora de Ediciones SM, me condujeron a la estructura de esta novela. Ella me recomendó leer algunas novelas entre las que estaban El sonido y la furia, de William Faulkner y El limonero real, de Juan José Saer. Esas dos me impactaron fuertemente y me hicieron pensar en los recursos literarios -bastos e inacabables- con los que contamos a la hora de pensar en un texto. Lo mejor de todo es que incluso podemos inventar nuevos recursos si los necesitamos.
Es la más autobiográfica de todas mis novelas y creo que siempre lo será. Gracias a ella he conversado con mucha gente que conocía a Daniel, mi papá. Gracias a ella se han acercado a mí muchos familiares de desaparecidos a contarme que esta novela les sirvió para hablar con la verdad en las miradas.
Escribí más sobre El mar y la serpiente aquí y aquí.
Reseñas
- El mar y la serpiente (Imaginaria)
- El mar y la serpiente (Buenas Tareas)
- Itinerarios de lecturas. Novelas: “El mar y la serpiente” (Expresate)
- Hijas (Radar Libros, Página/12)
- “La derrota del olvido: El mar y la serpiente, de Paula Bombara”, por Nelvy Bustamante
Otras ediciones


