Tardamos en encontrar una imagen para Eleodoro. Yo tenía en mente a Viviana Garófoli, pero estaba ocupada. Por suerte Constanza Penacini sugirió a Melina Canale y ella estaba disponible para darle una imagen muy personal tanto al protagonista de la historia como al resto de los personajes.
Eleodoro es una historia muy especial para mí; fue escrita en paralelo a El mar y la serpiente. Con un tono muy distinto están aquí las mismas ideas de partida que en la otra. Pero en Eleodoro la fantasía me ayudó a conectar con sensaciones diferentes. Además, gracias a ella conozco a grandes lectores de corta edad que me han enseñado mucho.
La cuarta pata era un texto que, en un principio, no pensaba publicar. Dudaba pues es una historia llena de preguntas sobre la autodiscriminación en la que solemos caer cuando nuestro cuerpo nos impone un desafío. En este caso reemplacé mi gran miopía por una cojera en el personaje de Lu, quien cuenta la historia pero, para el caso, los miedos son similares. Por otro lado, volqué aquí mi preocupación por esos casos de corrupción que dañan el medio ambiente y, por lo tanto, a todos nosotros. Expone muchas de mis ideas y mi relación con la ciencia. Agradezco a Susana Cazenave el haberme convencido de enviarla a la editorial. Palabras aparte se merecen las ilustraciones de Alberto Pez: son tal cual me las había imaginado, la empatía entre texto e imagen le da mucha fuerza al libro. Me han pedido una continuación, estoy pensando seriamente en hacer caso a la sugerencia…