Uno de mis sueños era tener una casa y que en ella hubiera un gato negro esperándome, recordándome siempre la belleza que puede encontrarse en la oscuridad.
Gollum es un sueño que tomó cuerpo y me busca y me empuja y hasta me rasguña para que siga soñando.
Gollum es el silencio en movimiento de sus pasos de terciopelo.
Gollum es una miradita de costado, ofuscada, porque le acaricié las orejas sabiendo que no le gusta.
Gollum combate nuestro acelere cotidiano: reclama mimos a la medianoche si no lo acariciamos lo suficiente durante el día.
Feliz cumpleaños, querido gatomonstruo. Deseo que cumplas muchos más.