Un niño pierde a su abuelo y un perro debe ir a un albergue, porque ha perdido a su dueña. Los dos se observan a través del vidrio de la perrera; cada uno tiene sus recuerdos y sus tristezas, pero a la vez, intuyen el dolor del otro y se preocupan por él.
A boy loses his grandfather, and a dog has to go to a shelter because it has lost its owner. The two watch each other through the kennel window; each has their own memories and sadness, but at the same time, they sense each other’s pain and feel concerned for one another.
Esta es un historia que escribí en borrador hace mucho tiempo y trabajé más a partir de un pedido del Ministerio de Educación de la Nación en 2021, para una antología de cuentos y relatos llamada LeerXLeer. Este libro aún puede encontrarse en las bibliotecas escolares y en la web, sin embargo yo seguí trabajando en el cuento, modificando pequeños detalles que probablemente solo me importen a mí y que, a mi parecer, profundizan la conexión que existe entre los personajes.
En 2023 tuve la oportunidad de viajar a Bogotá, a la Feria Internacional del Libro de allá, y gracias a Luis Pescetti conocí a Luisa Noguera, mi editora de Panamericana. Trabajar con ella ha resultado una maravilla y creo que encontró la imagen justa para esta historia. Porque se trata de comprender lo que el otro necesita, pero también de festejar la vida y el tenernos y conocernos. Se trata de atesorar nuestros recuerdos y, al mismo tiempo, renovar lo que significan para nosotros a la luz de cada pequeño gesto compartido. Eso les pasa a Kibú y a José: se encuentran, se conectan y saben que se querrán por siempre.