En la orilla del Río de la Plata, donde el agua se une a la tierra de Colonia del Sacramento, transitando la resaca, encontré flores de ceibo, de jacarandá, de retama,de enredadera.
Entremezcladas con palitos, con algas, con papeles de caramelo, con pedazos de vidrio pulido de tanto navegar y rozar, las flores conservan su color; destacan en la arena aunque estén deformadas, aplastadas, mojadas.
Decido imaginar que las flores alimentaron insectos, volaron con el viento y nadaron con el río antes de marchitarse completamente.