Desde mi cristal

Oh, là là

(Fotografía de Sophie Hofnung, librería Millepages, en Vincennes, Francia)

Leerme en francés.
Trabajar junto a Sophie Hofnung en la última etapa de la traducción y en la promoción.
Comprender la importancia de la cultura en la que nace (o renace) una obra y confiar en que este nuevo título de mi Mar, Le puits et la lumière, es lo que necesita para anidar en los corazones de los lectores y lectoras francoparlantes.
Contener la respiración antes de ver la imagen de portada y suspirar al verla, tan sugerente y hermosa.
¡Leerme en francés!

Hay en mi ADN una porcioncita de genes que viene de allá y que evidentemente es muy fuerte, porque la lengua francesa me llena de regocijo el cuerpo. Cuenta la historia familiar que una tía bisabuela que nunca conocí, apodada Pepita, francesa, fue una mujer tan amorosa como inolvidable. Mi abuela materna la nombraba con muchísimo cariño cada vez que comenzaba a soñar conmigo el momento en que ambas subiríamos a la Torre Eiffel. “Desde arriba le mandaremos un beso a Pepita”, me decía. La única vez que viajé por Francia, hace ya 25 años, me di el lujo de recorrer el país durante más de un mes. Uno de los recuerdos más sorprendentes de aquel viaje es que cuando llegué a Londres para volver a Buenos Aires, un camarero, al escucharme hablar en inglés, me preguntó “¿Francesa?”.

Honestamente, pensé que mi primera novela traducida al francés sería Una casa de secretos, porque sucede un poco aquí y otro poco al sur de Francia, porque deposité en esa escritura mucho de lo que siento por ese país, porque fue premiada por una fundación europea… pero no. No resultó así. Y está bueno que haya salido así, porque corresponde adentrarse por el principio en ese mundo cultural que tanto admiro, y mi principio como autora, mi primer paso, mi primera gota en el mar inagotable que forma la literatura universal, es El mar y la serpiente.

Resulta que los libros no son cosas inertes.
Son lugares, espacios, insuflados de vida gracias a quienes los leen.
Espacios emocionales contenidos en hojas de papel que pasan de mano en mano, de un modo sorprendentemente vital, atravesando los días.
Así es como una historia escrita durante mucho tiempo, publicada en Buenos Aires a principios de los 2000, llegó hace apenas un par de años a una lectora experta llamada Sophie Hofnung y la lectura encendió en ella el deseo de traducirla.
Nacida El mar y la serpiente en 2005, renacida Le puits et la lumière en 2022.
¿Quién sabe qué más sucederá en la vida de esta historia?

Reseña