Libro

Muralistas

Como dije para el proyecto Libros por la paz que armó la editorial, escribir Muralistas tuvo el vértigo de hacer un graffitti en un muro. Acució el tiempo desde el minuto uno, como seguramente también habrá sido escasa la luz para ver las pinturas que cubrieron el interior de las cuevas en tiempos prehistóricos. Sobró amor al color, al lápiz, al pincel y a los aerosoles; sobró admiración hacia quienes se dedican a contarnos historias desde las ochavas y los costados de los edificios; sobró agradecimiento a nuestras y nuestros artistas plásticos, esas personas que no dudan a la hora de pedirte que te sueltes y sigas tu música interna para llegar bailando a la imagen, a la mancha, a la forma, al relato. Escribir Muralistas fue pintar un lugar tibio donde seis personas logran ser felices un verano y también honrar la vida de los clubes de barrio, que tanto hacen por nuestras infancias y juventudes.
Creo que Ciro tiene más para decir, es un personaje que se suma a Brian y a Sofi, de los que quisiera hacer crecer en el futuro. Es un artista, es un cuestionador de la realidad, es una persona con ganas de cambiar su realidad y la de sus hermanitos.

Agradezco la posibilidad de experimentar con el lenguaje que me brinda siempre Editorial Norma. En este caso, confiar en la intuición y sumar capas de sentido a la escritura cambiando de perspectivas y de matices a medida que daba voz a los diferentes personajes.